Todos los médicos, a
través del Juramento Hipocrático, prometemos:
"Guardar secreto sobre lo que oiga y vea en la sociedad por razón de mi ejercicio y que no sea indispensable divulgar, sea o no del dominio de mi profesión, considerando como un deber el ser discreto en tales casos."
Una manifestación de respeto de la dignidad de cada ser
humano y de consideración como persona, es la debida reserva de lo que se
conoce de una persona en su condición de enfermo.
El paciente acude en búsqueda de atención y deposita una confianza irrestricta en el personal de salud, tanto para el manejo de la enfermedad como para guardar el secreto.
El paciente acude en búsqueda de atención y deposita una confianza irrestricta en el personal de salud, tanto para el manejo de la enfermedad como para guardar el secreto.
Debemos utilizar todas las herramientas que nos ofrecen los
servicios de salud necesarias para respetar la privacidad del paciente: un
consultorio, con o sin acompañante a decisión del paciente, cuidar que las
conversaciones con los pacientes se hagan en un sitio reservado, no compartir
la historia clínica ni la información asistencial sino con la debida autorización
del paciente ya las personas que deben tener dicha información, hacer uso de
las cortinas para evitar miradas de terceras personas, suministrar la ropa
hospitalaria adecuada para cubrir al paciente…
La confidencialidad es un DERECHO del paciente y un DEBER del prestador de servicios de salud.
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